En una bonita mañana, pudimos disfrutar de la tranquilidad del familiar y cómodo paseo.
Escuchar el canto del "cuco", con su popular cucu-cucu, incluso el ver al asustado corzo.
La sorpresa vino en la cumbre, cuando al poco de llegar, aparecieron a lo lejos tres puntitos dando voces y llamandonos. Era Ane con sus aitas, que se habían pasado el cruce en Gordexola y se retrasaron en el comienzo de la marcha.
Repetiremos.