Cuando está maduro presenta un color rojo intenso y hay que elegir los frutos con mejor aspecto visual, sin golpes ni magulladuras, ya que son muy perecederos, por lo que conviene consumirlos en poco tiempo desde su recolección.
Entre octubre y diciembre se da la recolección de esta fruta redonda, de superficie granulosa e interior jugoso y naranja intenso. Aunque su sabor es poco atractivo para tomarla cruda (para algunos os aseguro que no), resulta muy sabrosa cuando se cocina. Por su contenido en azúcar, pectina y ácido málico da muy buen resultado en la elaboración de gelatinas, mermeladas y confituras.
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